Carlos Morán (Santa Fe/Argentina)
El más vivo de todos
El más vivo de todos es el Rauli que ayer se cayó a las casas con un pollo entero. El abuelo ni lo dejó respirar porque ya estaba arrancando las maderas de la ventana y preparaba el juego y después de sacarle las partes podridas lo puso al juego y le tiró vinito del tetra y quedó tan rico que era para bailar.
La Laucha dijo que era una porquería, que todo era una porquería y se puso a llorar, pero a la Laucha ni hay que llevarle al apunte porque para ella no alcanza ni el castillo de Alibabá, así que mejor salir por el aujero del fondo y buscar, aunque cada vez hay menos de menos y ni te alcanza ni para esto.
El problema verdadero es el frío, la mama se abriga y se abriga pero no hay manera, porque el techo está todo con aujeros y te entra un chiflete que te agarra hasta el corazón y se te paspan los labios y no se puede ni decir ni una palabra porque en seguida te viene el dolor de garganta.
Más problema hay cuando vuelve la lluvia que te moja todo y ni te podés defender porque cae por los aujeros del techo que el abuelo ni sabe arreglar ni el hombre que anda con la mama ni nadie y a mí tampoco porque ni sé por dónde empezar. Así que hay que meterse en los rincones y aguantarse. Uno, acá, tiene que aguantarse.
Por ai se cae un cacho de la pared y hay que correrse rápido para otro lado porque si no ni te salvás del chiflete, pero en el otro lado está el abuelo o está la Laucha o está el hombre que lo único que sabe es chuparse con el treta y te da una con esa mano grande que tiene que ni te deja un hueso sano pero suerte que soy flaco y rápido y no me puede alcanzar.
El agua sigue al lado mismo de las casas y tiene un olor a repodrido que no hay quien se la aguante pero la mama dice que más mejor no podemos estar y que tenemos que dar graciaadió que encontramos las casas cuando ni sabíamos ni para dónde ir.
Porque el agua llegó de pronto al barrio y vino con el frío y vino con el chiflete y nos rompió la pieza y nos dejó con el culo al aire y don Juan no apareció más y nadie supo y nadie sabía nada en el barrio que era un puro griterío con los ladridos de los perros y los caballos que se ponían como locos y uno que andaba con los nervios de punta porque no había ni un lugar donde esconderse.
En las casas somos como mil y hay que andar con cuidado porque se viene cada uno oloroso y con faca en la cintura y vino el Gurí que trajo el revólver y cuando se ponen con el treta se ponen como loco y mejor rajarse por el fondo y irse lejos, a ver si pescamo una mojarra o un sábalo o un bagre pero ni eso, el otro día saqué una zapatilla toda rota y después un tarro y lo único que pasan son la caja del tetra vacía, do botella y las bolsitas de plástico.
El problema es el tetra y el otro problema son la pastilla porque cuando se ponen con esas se ponen todos locos y lo mejor es irse un poco lejos pero no hay lugar porque siempre está lloviendo y te pasan cerca los coso de Prefetura y te miran como si te quisieran bajar de un hondazo y hay que hacerse el tonto y hacer como que no esisten. Yo pesco, siempre ando con el ril y la caña y trato de sacar algo pero el agua se pudrió y los pescados salen todos muertos y podridos y lo que saco es una zapatilla rota y una botella de la cocacola.
Los de Prefetura te tienen podrido porque ni hay una que los conforme. Vienen, miran, revuelven que te dejan las casas que es una porquería y después se van sin decir la menor palabra como dice la mama que cuando los ve vení dice otraveotraveotravé y se manda mudá a los fondos de donde vuelve cuando ya es de noche y hay que guardarse porque llegan lo tiro y cuando llegan lo tiro no te perdonan ni así.
Decí que el hombre tiene una mano grande como un ropero y anda calzado y mejor ni te le acerqué porque te baja de la manopla que te da, pero lo negro quieren sacarte todo, hasta la botella vacía de la cocacola. Y se la quieren llevar a la Laucha. El hombre dijo que sí y le pidió al Gurí como tre treta y la puta que lo parió de plata pero la mama dijo que no y se puso mala y lo sacó a los sillazos y nosotros la ayudamos con las piedras. Pero de seguro que van a volver porque cuando hay hambre de mujer no hay quien te los pare, como dice el abuelo.
Lo que tenemo es hambre de comida, cuando viene el camión de los soldado todo está bien porque ellos te dan la polenta y el arró y lo fideos, pero cuando no vienen porque se rompió el puente y hay un barro asqueroso que es todo un chiquero el hambre te empieza a apretá y a apretá y la panza te hace unos chiflidos y el dolor de la panza ni con el agua ni con el mate se te va, qué se te va ir.
El abuelo necesita la indición, pero ni uno quiere venir para las casas para ponérsela, así que el abuelo anda medio que se cae y medio que se tira en las cubijas y no habla con nadie y a vece da miedo porque parece que se murió nomá.
Tiene que tomá cosas caliente, dice la mama pero no hay de dónde, y ella dice que lo va a perder y entonces no aguanto más y me voy al fondo y salgo de la casa y tiro el ril a ve si sale algo y no sale ni mierda ni la botella de la cocacola nada porque lo único que hay acá es el barro y el plástico y la lluvia finita que se mete por toda parte, que no te deja ni cuando andas dispierto ni cuando te dormí.
A lo negro lo que no se le pasa es el hambre de la Laucha, así que vuelven, la relojean, la siguen, le dicen barbaridá y la mama se pone bizca de la rabia que le da y le dice al hombre que lo saque a lo negro y al Gurí y el hombre no tiene gana, a él lo que le importa es la plata, aquí en las casas no hay ni un guita, grita el hombre, y ésta come por mil, y la señala a la Laucha que se viene conmigo y se sienta y ni quiere hablar con nadie porque lo que quiere es encontrar al Marcial y al Marcial ni se lo vio más desde que vino el agua.
La Laucha viene y me dice que tiene un miedo que se caga toda, porque el hombre la quiso vendé por poca guita nomá y que la mama apenas que si se enteró y que si no se entera ya estaría con el Gurí que es más pior que las arañas y capá que la lleva a Buenosaire y ni la vemo más.
El hambre es como un aujero en la panza que ni te deja respirá y la mama se queja y el abuelo parece muerto tirado entre las cubija y la Laucha llora porque el Marcial ni aparece y vinieron el Gurí con lo negro para hablá con el hombre y mandarse mudá con la Laucha y hasta a la mama parece que le está dando lo mismo así que la Laucha viene y me pide que la ayude.
¿Y de qué la voy a ayudar si con lo flaco que soy me hacen pomada con que me miren no más? Así que me voy a pescar y la primera vez que voy y saco un pescado flaquito que me lo como crudo, así como está y aunque me clave las ejpinas me siento mejo y si ella no quiere ir con el Gurí que no vaya que para eso ella decide así que mejor que se lo busque al Marcial y que se vaya porque en las casas ya ni se puede vivir como dice la mama.
El que la tiene que ayudá es el Rauli porque es el más vivo de todos pero el Rauli se mandó mudá porque dijo que en las casas ni se puede estar y si vienen lo negro te machucan todo y no te van a dejar sano ni el cerebelo, así que se fue y si te he visto no me acuerdo como dice la mama y la Laucha tiene más miedo todavía.
Qué la voy a ayudá, mejor vuelvo a ver si saco la mojarrita, si saco el bagre, si saco el sábalo si saco mucho sábalo podemo comer como lo reye como decía el abuelo que ni se levanta más y la mama dice que si tuviera la indición seguro que se sana pero lo de Prefetura te miran con un odio que te achuran todo y después se van y si te he visto no me acuerdo, así que se va a morir y la Laucha llora más porque esa te llora hasta cuando cae la lluvia así que ahora te llora todo el tiempo y en las casas hay miedo porque si no para seguro que el agua se viene y nos lleva como hizo con el barrio que ahora no está por ningún lado y hay agua y nada más.
El abuelo tiene un ronquido feo, el hombre se pone loco y toma más y me manda un mamporro que suerte que soy flaco y puedo correr que si no me come todos los huesos, la mira a la Laucha y dice está noche te me va con el Gurí y la mama llora y ya no habla más.
La única luz que llega viene de la calle porque en las casas ni velas tenemo. La mama le pone la compresa al abuelo y le quiere dar un mate cocido pero el abuelo lo gomita así que se vuelve un enchastre y ronca más y el hombre se pone loco y me larga un mamporro que me pega en la cabeza porque no me agaché a tiempo y quedo medio boludo mientras lo negro se me cagan de la risa.
Después me pongo en un rincón y me limpio lo moco y ni en pedo voy a llorá, lo único que quiero es un chumbo para darle en la cabeza al hombre y a la negrada boluda que la miran a la Laucha y el Gurí que se la quiere llevá pero ella lo quiere al Marcial que desde que vino el agua ni se vio y no volvió nunca más.
La Laucha viene y me dice ayudame que me va a llevá esta noche el Gurí.
Pero en la noche y en lo oscuro el abuelo deja de roncá y la mama lo sacude y lo vuelve a sacudí y también lo sacudo yo y lo sacude el hombre pero el abuelo no responde y lo que pasa es que se murió.
La mama se descompuso y le dijimos que se acostara un poco que cuando vinieran los de la Prefetura le vamos a decir que se murió el abuelo para que se lo lleven. Al hombre no le interesa esa cosa y se pone a tomá del treta con el Gurí que vino a llevarse a la Laucha y ya está, y ella me agarra el brazo y se pone a temblá y yo siento lo moco que mojan toda la cara y digo que el Rauli tendría que estar ahora y también el Marcial pero no hay ni en las casas ni en ningún lugar.
La mama no puede más y llora y yo le digo acuéstese mama y los otros, lo negro, el Gurí, el hombre, andan en pedo no más y yo le digo duérmase que yo me quedo dispierto y la mama se envuelve en las cubijas y se pone a roncar y me apuro y le digo a la Laucha andate patrás y ni respirés.
Los coso de la Prefetura me miran como se mira a un moco, a un poquito de mierda, pero a mí ni me importa y les digo que se murió el abuelo y que lo vayan a buscar. Hay un frío de mierda y me tiemblan los güesos pero todavía hay que volver a las casas y va a ser lo mejor que lo negro y el Gurí y el hombre se empeden porque si me abarajan de un mamporro seguro que me matan.
Es más pesau que las piedras el abuelo, ayudame, le tengo que pedir a la Laucha, ni hablé ni grité ni que te escuchen. Suerte que en lo oscuro no se ve ni lo que se respira. Tiramos, tiramos, salimos por el aujero del fondo, ni hablé, le digo a la Laucha hablando bajito, no doy más pero hay que seguir hasta el agua que está ahí no más. Y entonces llegamo. Y entonces lo tiramo. Chau abuelo digo al ruido que se hunde.
Después voy y le digo a la Laucha que se ponga en las cubijas del abuelo y ella que no, que no quiere, pero cuando estoy por chirliarla escucha la carcajada del Gurí y deja de protestar y se escuende y se tapa toda sin que yo le diga nada más.
Después vienen los de la Prefetura y piden por el cuerpo del abuelo y que quién les avisó dice el hombre pero ellos no dicen nada y yo me escuendo y la mama llora cuando uno agarra de una punta la cubija y el otro la agarra de la otra y de un golpe seco la ponen al fondo del camión y se van.
Pior que a un perro, llora la mama y yo me quedo afuera mirando cómo se va la luz chiquita del camión hasta que no la veo más.
No bien afloje la lluvia y salga otra vez el sol me voy a ir a pescar. A lo mejor saco un bagre entero y se lo llevo a la mama y lo comemo y lo regamo con vinito y lo ponemo a bailar.
El más vivo de todos es el Rauli que ayer se cayó a las casas con un pollo entero. El abuelo ni lo dejó respirar porque ya estaba arrancando las maderas de la ventana y preparaba el juego y después de sacarle las partes podridas lo puso al juego y le tiró vinito del tetra y quedó tan rico que era para bailar.
La Laucha dijo que era una porquería, que todo era una porquería y se puso a llorar, pero a la Laucha ni hay que llevarle al apunte porque para ella no alcanza ni el castillo de Alibabá, así que mejor salir por el aujero del fondo y buscar, aunque cada vez hay menos de menos y ni te alcanza ni para esto.
El problema verdadero es el frío, la mama se abriga y se abriga pero no hay manera, porque el techo está todo con aujeros y te entra un chiflete que te agarra hasta el corazón y se te paspan los labios y no se puede ni decir ni una palabra porque en seguida te viene el dolor de garganta.
Más problema hay cuando vuelve la lluvia que te moja todo y ni te podés defender porque cae por los aujeros del techo que el abuelo ni sabe arreglar ni el hombre que anda con la mama ni nadie y a mí tampoco porque ni sé por dónde empezar. Así que hay que meterse en los rincones y aguantarse. Uno, acá, tiene que aguantarse.
Por ai se cae un cacho de la pared y hay que correrse rápido para otro lado porque si no ni te salvás del chiflete, pero en el otro lado está el abuelo o está la Laucha o está el hombre que lo único que sabe es chuparse con el treta y te da una con esa mano grande que tiene que ni te deja un hueso sano pero suerte que soy flaco y rápido y no me puede alcanzar.
El agua sigue al lado mismo de las casas y tiene un olor a repodrido que no hay quien se la aguante pero la mama dice que más mejor no podemos estar y que tenemos que dar graciaadió que encontramos las casas cuando ni sabíamos ni para dónde ir.
Porque el agua llegó de pronto al barrio y vino con el frío y vino con el chiflete y nos rompió la pieza y nos dejó con el culo al aire y don Juan no apareció más y nadie supo y nadie sabía nada en el barrio que era un puro griterío con los ladridos de los perros y los caballos que se ponían como locos y uno que andaba con los nervios de punta porque no había ni un lugar donde esconderse.
En las casas somos como mil y hay que andar con cuidado porque se viene cada uno oloroso y con faca en la cintura y vino el Gurí que trajo el revólver y cuando se ponen con el treta se ponen como loco y mejor rajarse por el fondo y irse lejos, a ver si pescamo una mojarra o un sábalo o un bagre pero ni eso, el otro día saqué una zapatilla toda rota y después un tarro y lo único que pasan son la caja del tetra vacía, do botella y las bolsitas de plástico.
El problema es el tetra y el otro problema son la pastilla porque cuando se ponen con esas se ponen todos locos y lo mejor es irse un poco lejos pero no hay lugar porque siempre está lloviendo y te pasan cerca los coso de Prefetura y te miran como si te quisieran bajar de un hondazo y hay que hacerse el tonto y hacer como que no esisten. Yo pesco, siempre ando con el ril y la caña y trato de sacar algo pero el agua se pudrió y los pescados salen todos muertos y podridos y lo que saco es una zapatilla rota y una botella de la cocacola.
Los de Prefetura te tienen podrido porque ni hay una que los conforme. Vienen, miran, revuelven que te dejan las casas que es una porquería y después se van sin decir la menor palabra como dice la mama que cuando los ve vení dice otraveotraveotravé y se manda mudá a los fondos de donde vuelve cuando ya es de noche y hay que guardarse porque llegan lo tiro y cuando llegan lo tiro no te perdonan ni así.
Decí que el hombre tiene una mano grande como un ropero y anda calzado y mejor ni te le acerqué porque te baja de la manopla que te da, pero lo negro quieren sacarte todo, hasta la botella vacía de la cocacola. Y se la quieren llevar a la Laucha. El hombre dijo que sí y le pidió al Gurí como tre treta y la puta que lo parió de plata pero la mama dijo que no y se puso mala y lo sacó a los sillazos y nosotros la ayudamos con las piedras. Pero de seguro que van a volver porque cuando hay hambre de mujer no hay quien te los pare, como dice el abuelo.
Lo que tenemo es hambre de comida, cuando viene el camión de los soldado todo está bien porque ellos te dan la polenta y el arró y lo fideos, pero cuando no vienen porque se rompió el puente y hay un barro asqueroso que es todo un chiquero el hambre te empieza a apretá y a apretá y la panza te hace unos chiflidos y el dolor de la panza ni con el agua ni con el mate se te va, qué se te va ir.
El abuelo necesita la indición, pero ni uno quiere venir para las casas para ponérsela, así que el abuelo anda medio que se cae y medio que se tira en las cubijas y no habla con nadie y a vece da miedo porque parece que se murió nomá.
Tiene que tomá cosas caliente, dice la mama pero no hay de dónde, y ella dice que lo va a perder y entonces no aguanto más y me voy al fondo y salgo de la casa y tiro el ril a ve si sale algo y no sale ni mierda ni la botella de la cocacola nada porque lo único que hay acá es el barro y el plástico y la lluvia finita que se mete por toda parte, que no te deja ni cuando andas dispierto ni cuando te dormí.
A lo negro lo que no se le pasa es el hambre de la Laucha, así que vuelven, la relojean, la siguen, le dicen barbaridá y la mama se pone bizca de la rabia que le da y le dice al hombre que lo saque a lo negro y al Gurí y el hombre no tiene gana, a él lo que le importa es la plata, aquí en las casas no hay ni un guita, grita el hombre, y ésta come por mil, y la señala a la Laucha que se viene conmigo y se sienta y ni quiere hablar con nadie porque lo que quiere es encontrar al Marcial y al Marcial ni se lo vio más desde que vino el agua.
La Laucha viene y me dice que tiene un miedo que se caga toda, porque el hombre la quiso vendé por poca guita nomá y que la mama apenas que si se enteró y que si no se entera ya estaría con el Gurí que es más pior que las arañas y capá que la lleva a Buenosaire y ni la vemo más.
El hambre es como un aujero en la panza que ni te deja respirá y la mama se queja y el abuelo parece muerto tirado entre las cubija y la Laucha llora porque el Marcial ni aparece y vinieron el Gurí con lo negro para hablá con el hombre y mandarse mudá con la Laucha y hasta a la mama parece que le está dando lo mismo así que la Laucha viene y me pide que la ayude.
¿Y de qué la voy a ayudar si con lo flaco que soy me hacen pomada con que me miren no más? Así que me voy a pescar y la primera vez que voy y saco un pescado flaquito que me lo como crudo, así como está y aunque me clave las ejpinas me siento mejo y si ella no quiere ir con el Gurí que no vaya que para eso ella decide así que mejor que se lo busque al Marcial y que se vaya porque en las casas ya ni se puede vivir como dice la mama.
El que la tiene que ayudá es el Rauli porque es el más vivo de todos pero el Rauli se mandó mudá porque dijo que en las casas ni se puede estar y si vienen lo negro te machucan todo y no te van a dejar sano ni el cerebelo, así que se fue y si te he visto no me acuerdo como dice la mama y la Laucha tiene más miedo todavía.
Qué la voy a ayudá, mejor vuelvo a ver si saco la mojarrita, si saco el bagre, si saco el sábalo si saco mucho sábalo podemo comer como lo reye como decía el abuelo que ni se levanta más y la mama dice que si tuviera la indición seguro que se sana pero lo de Prefetura te miran con un odio que te achuran todo y después se van y si te he visto no me acuerdo, así que se va a morir y la Laucha llora más porque esa te llora hasta cuando cae la lluvia así que ahora te llora todo el tiempo y en las casas hay miedo porque si no para seguro que el agua se viene y nos lleva como hizo con el barrio que ahora no está por ningún lado y hay agua y nada más.
El abuelo tiene un ronquido feo, el hombre se pone loco y toma más y me manda un mamporro que suerte que soy flaco y puedo correr que si no me come todos los huesos, la mira a la Laucha y dice está noche te me va con el Gurí y la mama llora y ya no habla más.
La única luz que llega viene de la calle porque en las casas ni velas tenemo. La mama le pone la compresa al abuelo y le quiere dar un mate cocido pero el abuelo lo gomita así que se vuelve un enchastre y ronca más y el hombre se pone loco y me larga un mamporro que me pega en la cabeza porque no me agaché a tiempo y quedo medio boludo mientras lo negro se me cagan de la risa.
Después me pongo en un rincón y me limpio lo moco y ni en pedo voy a llorá, lo único que quiero es un chumbo para darle en la cabeza al hombre y a la negrada boluda que la miran a la Laucha y el Gurí que se la quiere llevá pero ella lo quiere al Marcial que desde que vino el agua ni se vio y no volvió nunca más.
La Laucha viene y me dice ayudame que me va a llevá esta noche el Gurí.
Pero en la noche y en lo oscuro el abuelo deja de roncá y la mama lo sacude y lo vuelve a sacudí y también lo sacudo yo y lo sacude el hombre pero el abuelo no responde y lo que pasa es que se murió.
La mama se descompuso y le dijimos que se acostara un poco que cuando vinieran los de la Prefetura le vamos a decir que se murió el abuelo para que se lo lleven. Al hombre no le interesa esa cosa y se pone a tomá del treta con el Gurí que vino a llevarse a la Laucha y ya está, y ella me agarra el brazo y se pone a temblá y yo siento lo moco que mojan toda la cara y digo que el Rauli tendría que estar ahora y también el Marcial pero no hay ni en las casas ni en ningún lugar.
La mama no puede más y llora y yo le digo acuéstese mama y los otros, lo negro, el Gurí, el hombre, andan en pedo no más y yo le digo duérmase que yo me quedo dispierto y la mama se envuelve en las cubijas y se pone a roncar y me apuro y le digo a la Laucha andate patrás y ni respirés.
Los coso de la Prefetura me miran como se mira a un moco, a un poquito de mierda, pero a mí ni me importa y les digo que se murió el abuelo y que lo vayan a buscar. Hay un frío de mierda y me tiemblan los güesos pero todavía hay que volver a las casas y va a ser lo mejor que lo negro y el Gurí y el hombre se empeden porque si me abarajan de un mamporro seguro que me matan.
Es más pesau que las piedras el abuelo, ayudame, le tengo que pedir a la Laucha, ni hablé ni grité ni que te escuchen. Suerte que en lo oscuro no se ve ni lo que se respira. Tiramos, tiramos, salimos por el aujero del fondo, ni hablé, le digo a la Laucha hablando bajito, no doy más pero hay que seguir hasta el agua que está ahí no más. Y entonces llegamo. Y entonces lo tiramo. Chau abuelo digo al ruido que se hunde.
Después voy y le digo a la Laucha que se ponga en las cubijas del abuelo y ella que no, que no quiere, pero cuando estoy por chirliarla escucha la carcajada del Gurí y deja de protestar y se escuende y se tapa toda sin que yo le diga nada más.
Después vienen los de la Prefetura y piden por el cuerpo del abuelo y que quién les avisó dice el hombre pero ellos no dicen nada y yo me escuendo y la mama llora cuando uno agarra de una punta la cubija y el otro la agarra de la otra y de un golpe seco la ponen al fondo del camión y se van.
Pior que a un perro, llora la mama y yo me quedo afuera mirando cómo se va la luz chiquita del camión hasta que no la veo más.
No bien afloje la lluvia y salga otra vez el sol me voy a ir a pescar. A lo mejor saco un bagre entero y se lo llevo a la mama y lo comemo y lo regamo con vinito y lo ponemo a bailar.
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